Qué es la Etología Felina y para qué sirve

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Tal vez has oído alguna vez la expresión «etología felina» y te has preguntado qué significa y cuál es su utilidad. En este artículo aclaramos estas preguntas.

¿Qué es la etología felina?

La ciencia que se dedica a estudiar el comportamiento de los gatos se llama etología felina, abarcando tanto la conducta en su entorno natural como en cautiverio. Esta disciplina examina las conductas innatas, que surgen de manera instintiva, así como aquellas conductas aprendidas a través de experiencias con otros individuos y el entorno.

Asimismo, existe una rama similar para el ser humano, conocida como Psicología, pues también somos animales. Así, la etología felina, incorrectamente llamada psicología felina o psicología para gatos, se enfoca en el estudio profundo del comportamiento de los gatos.

¿Para qué sirve la etología felina?

Para entender a fondo las conductas naturales de los gatos y abordar problemas de comportamiento, la etología felina resulta esencial. Este conocimiento permite trabajar en la reconducción de aquellas conductas alteradas en los felinos.

¿Todos los gatos son iguales?

Los dueños de gatos entienden bien que la respuesta es rotundamente NO. Aunque cada felino tiene su propia personalidad, hay comportamientos propios de la especie que debemos conocer y respetar.

Ignorar estos comportamientos puede dañar gravemente la salud física y emocional de nuestra mascota. Por ejemplo, un gato necesita rascar. Si se le priva de esta conducta natural mediante castigos, sustos o incluso la extracción de garras, estaremos afectando negativamente su calidad de vida y comportamiento.

¿Cuándo es necesario consultar con un especialista?

Para asegurar el bienestar de tu gato, debes comprender bien sus necesidades y evitar errores como la prohibición del marcaje con uñas.

Con el Coaching sistémico felino, obtendrás todos los conocimientos necesarios para que tu gato sea feliz y pueda expresar sus conductas naturales como felino. De esta forma, podrás prevenir estos problemas que requieren de un especialista:

  • Vocalizaciones excesivas.
  • Eliminación inadecuada.
  • Agresividad con personas u otros animales.
  • Estereotipias (conductas obsesivas).
  • Marcaje con uñas en lugares no deseados.
  • Etc.

Si tu gato presenta algún problema de conducta, su calidad de vida no es adecuada y su salud física y/o emocional podría estar en riesgo. Por lo tanto, ante cualquier comportamiento que te preocupe, busca la ayuda de un especialista. 

Etólogos: como trabajan

La etología se dedica a estudiar el comportamiento de los animales en su entorno natural, analizando sus costumbres y sus reacciones ante situaciones imprevistas o no tanto.

Para ser etólogo, es necesario realizar cursos o másteres; aunque no es imprescindible tener una licenciatura previa, la mayoría se especializa en etología tras estudiar Biología o Veterinaria. No basta con tener amplios conocimientos sobre los gatos, se requiere una acreditación formal.

Un etólogo profesional, antes de iniciar el tratamiento, te explicará su método de trabajo, los pasos que seguirá y el tiempo aproximado que le tomará cada etapa del estudio de tu mascota.

Además, debería proporcionarte un presupuesto estimado antes de comenzar para evitar sorpresas en el coste final. Se desaconseja confiar en aquellos que solicitan un pago anticipado.

Es fundamental rechazar etólogos que empleen métodos de castigo para corregir el comportamiento de tu mascota. El etólogo observa al animal en su hábitat natural, analizando sus conductas y respuestas ante situaciones diversas.

Nos proporciona respuestas sobre si un comportamiento es normal o adecuado y, de no serlo, nos guía para corregirlo. Esto no implica que todos los gatos se comporten de la misma manera, pero sí que hay comportamientos estándar de la especie que nos ayudan a identificar si una conducta es inusual.

El etólogo felino primero descarta causas orgánicas de la conducta problemática. Luego, determina si el comportamiento es típico de la especie o si necesita ser modificado. Para ello, recopila información sobre los hábitos y gustos del gato.

Cuando el etólogo comienza a trabajar con tu mascota, realiza una exploración tanto visual como mediante preguntas al propietario para obtener información sobre la vida y trayectoria del gato. Su objetivo es entender al gato y sus circunstancias para identificar posibles causas de la conducta. A esto se le llama etograma.

Es habitual que te aconsejemos consultar a tu veterinario si tienes dudas, y en este post no será la excepción. Si tu veterinario no puede ayudarte, seguramente podrá recomendarte un etólogo de confianza.

A pesar de la abundante información en internet, como la de este post, si crees que tu gato tiene algún problema de comportamiento, es crucial acudir a un profesional.

Períodos de desarrollo del gato

Para entender mejor a nuestro felino amigo, es fundamental conocer las distintas etapas por las que atraviesa a lo largo de su vida, pues en cada una de ellas se desarrollan su forma de ser, comportamiento y personalidad. Una comprensión detallada nos permitirá identificar si ciertas conductas corresponden a su periodo de crecimiento. De este modo, aprenderemos más sobre el comportamiento de los gatos.

Estas fases incluyen el periodo neonatal, de exploración, de socialización y juvenil. Después de pasar por estas fases, el gato alcanza la adultez con su personalidad ya formada. Posteriormente, vivirá la etapa adulta y la vejez. Un gato puede vivir más de 15 años, por lo que comúnmente se divide la vejez en dos etapas: senior, de 11 a 14 años, y geriátrico, a partir de los 15 años. Es importante destacar que el periodo de socialización es crucial para la formación del comportamiento.

A continuación, te ofrecemos una breve descripción de cada una de estas etapas:

Neonatal

Desde el nacimiento hasta las dos semanas de vida, el gato se guía principalmente por su olfato ya que aún no oye ni ve. Durante este periodo, dependerá totalmente de la madre para su alimentación y acicalamiento. Como no regulan bien su temperatura, necesitan permanecer muy cerca de ella. En estas primeras semanas, pasan mucho tiempo durmiendo y básicamente lo único que hacen es comer y dormir

Transicional

La etapa de exploración, conocida así por su curiosidad, ocurre en la segunda y tercera semana de vida. A los 17 días abren los ojos, que hasta ese momento son de un azul oscuro uniforme, y comienzan a caminar.

Durante este período, también empieza la dentición y los gatitos comienzan a comer alimentos sólidos, iniciando así el proceso de destete. Además, su curiosidad los lleva a participar en pequeños juegos, aunque todavía muy limitados.

De socialización

La socialización, por definición, es el proceso mediante el cual se aprende a actuar en la sociedad, captando las señales que nos indican qué comportamientos son adecuados o inadecuados en diversas situaciones sociales. Durante este proceso, se integran en la personalidad las experiencias, sucesos y agentes sociales.

Este periodo abarca desde la tercera semana hasta los tres meses de vida. Es crucial para el desarrollo de la personalidad del felino y, por ende, para el comportamiento futuro de los gatos. Si en esta etapa los gatitos tienen experiencias positivas con los humanos, no les temerán en su adultez. En caso contrario, es probable que intenten huir o escapar de ellos cuando sean mayores.

Asimismo, durante este tiempo, se produce la identificación de especies, momento en el cual los gatos aprenderán a reconocer a otros felinos, diferenciar a los suyos y a tolerar a otros gatos en contextos sociales.

Juvenil

Entre los tres y seis meses se desarrolla la adolescencia felina, el período transicional entre la infancia y la adultez. Durante esta etapa, los gatos suelen intentar escaparse de casa y marcar su territorio con orina, aunque discutiremos sobre el marcaje urinario más adelante.

Este cambio abrupto y breve en los gatos provoca frecuentemente confusión en los dueños debido a la rápida transición entre una fase y otra. A diferencia de los perros, la etapa adolescente en los gatos es considerablemente más corta.

Etapa adulta

La etapa entre los 6 meses y los 7 años es la más extensa. Durante este tiempo, el gato ha alcanzado la adultez y su comportamiento se estabiliza: suelen ser autónomos, prefieren las cosas a su manera y solo te prestarán atención si les resulta de interés. Como siempre, esto varía según la personalidad de cada gato y no se debe hacer una generalización.

Vejez felina

Un gato se considera de edad avanzada al cumplir los 7 años. Distintas clasificaciones dividen la vejez en tres periodos: de 7 a 11 años, gatos maduros; de 11 a 14 años, senior; y geriátricos aquellos de 15 años o más.

Problemas que trata un etólogo

Tal vez jamás te habías planteado la idea de buscar la ayuda de un etólogo hasta presenciar algún comportamiento problemático en tu gato. Aunque, como mencionamos antes, los etólogos suelen relacionarse más con los perros, hay ciertos comportamientos en los gatos que también necesitan su intervención para corregirlos, reducirlos o, al menos, determinar su origen y así evitarlo.

Agresividad

La agresividad es un término amplio que comprende diversas conductas y explicaciones.

Suele ser el asunto que más nos preocupa, ya que el comportamiento impredecible de nuestro gato puede generarnos miedo, no solo ante la posibilidad de que nos ataque a nosotros, sino también a otras mascotas o a miembros de la familia, especialmente si hay niños o bebés.

La agresión puede ser la conducta más problemática que observemos en nuestro gato. Esta situación nos causará intranquilidad, pero te aseguramos que tiene solución: un etólogo felino. Tipos de agresión:

Agresión predatoria

Si se lanza sobre su «presa» en un intento de cazar, el gato puede estar agrediendo. Esta conducta podría manifestarse ya sea durante un juego o como una forma de llamar la atención; sin embargo, si dicha agresión provoca daño, se vuelve exagerada o ocurre de manera repetitiva, es crucial intervenir para eliminarla.

Agresión entre machos adultos

Ya sea por competencia por una hembra o por protección del territorio.

Agresión por dolor o miedo

Ante cualquier situación de susto, miedo o dolor, es una forma de reaccionar.

Agresión por frustración

Esta agresión redirigida se puede observar también en perros que experimentan ansiedad por separación. Por ejemplo, cuando el dueño se marcha de casa, el perro frustrado puede atacar a la otra mascota que se queda con él. La frustración se dirige hacia algo que está a su alcance, canalizando su agresión de esta manera.

Agresión social felina

Otros gatos pueden ser objeto de agresión, ya sea durante visitas, encuentros o cuando un nuevo gato llega al hogar.

Agresión por causa orgánica

Se conoce como agresión secundaria a causa orgánica o trastorno médico cuando la agresividad surge debido a problemas de salud específicos, tales como la epilepsia o el hipotiroidismo.

Agresión hacia humanos

Al presentarse un estímulo que desencadena malestar, miedo, dolor o sorpresa en el gato, este puede reaccionar atacando lo que tiene más cerca, en este caso, el humano (agresividad redirigida).

El punto conflictivo radica en que, frente a una agresión de un gato doméstico, se genera una tensión entre los involucrados debido a la incertidumbre sobre la reacción del otro.

En tales circunstancias, es recomendable que visites a tu veterinario para investigar posibles causas orgánicas y, si no se encuentran, consultar con un etólogo que te pueda guiar para solucionar esta difícil situación.

Mi gato araña los muebles

Para los gatos, rascar y arañar es un comportamiento instintivo que necesitan, entre otras cosas, para limar sus uñas. Este comportamiento también les sirve para marcar su territorio, indicando claramente que este gato vive aquí.

Además, rascar objetos verticales les ayuda a relajarse, estirarse y liberar estrés, por lo que la esquina de tu sofá puede convertirse en una atracción inevitable para ellos.

Es importante que sepas que no debes reñir a tu gato. Primero, y como curiosidad, los gatos no entienden cuando se les riñe, aunque sí cuando se les premia.

Segundo, tu gato necesita arañar, así que deberás proporcionarle un rascador adecuado para que no se ensañe con tus muebles.

Marcaje urinario

Aunque es una conducta normal, este comportamiento puede parecer molesto. Un gato adulto marcará su territorio con orina, especialmente si hay una hembra cerca o convive con otros machos.

La situación puede agravarse con la llegada de un nuevo miembro a la familia, castigos desmedidos, cambios de hogar o factores hormonales. Por ello, la castración en gatos es beneficiosa, ya que generalmente resuelve el problema.

Si este persiste, consulta a un etólogo felino para que te proporcione las pautas necesarias para eliminar esta incómoda conducta.

Hace sus necesidades fuera del arenero

Cuando mencionamos que el gato hace sus necesidades, nos referimos a que defeca y orina fuera del arenero. Esto se diferencia del marcaje urinario, donde solo deja unas gotas para marcar su territorio.

En este caso, el gato vacía completamente su vejiga además de defecar. Dado que este comportamiento no es típico en los gatos, es recomendable que te pongas en contacto con un etólogo felino.

Los gatos, habitualmente muy cuidadosos con su arenero, no suelen presentar este comportamiento fuera de lo común.

Este problema puede ser originado por varios factores. Uno de ellos podría ser un cambio en su entorno o en su rutina diaria. También puede deberse a una causa orgánica, la cual será la primera en ser descartada por el etólogo.

Vocalización excesiva

Es habitual que escuches a tu gato maullar más de lo usual, especialmente durante la noche. Este comportamiento es natural en las gatas que están en celo o esperan crías.

Sin embargo, si no es así, podría ser señal de alguna enfermedad neurológica, un trastorno biológico, u otro tipo de problema de salud. También puede deberse a trastornos psicológicos, como la ansiedad.

Este fenómeno es más frecuente en gatos mayores que podrían padecer de demencia o patología cerebral.

Estrés felino

El estrés en los gatos, al igual que en los humanos, no es fácilmente perceptible y, cuando se hace evidente, generalmente indica que llevan tiempo sufriéndolo. Los factores ambientales son a menudo la fuente del estrés en el comportamiento felino: mudanzas, la llegada de un nuevo bebé a la familia, cambio de domicilio, obras en casa, nuevo gato o perro en el hogar…

Algunas señales que pueden indicar un estado alto de estrés en nuestro gato incluyen: comportamientos de marcar territorio con orina que no se habían visto anteriormente; empezar a hacer sus necesidades fuera del arenero; que esté más pegajoso, restregándose con nosotros y con los muebles más de lo habitual; que arañe los muebles con más frecuencia o que hasta entonces no lo hacía; también puede mostrarse más frío o indiferente, evitando el contacto cuando antes no lo hacía y prefiriendo estar más tiempo solo. Hay gatos que dejan de acicalarse, reducen su ingesta o no muestran interés en ella, apenas se mueven, etc.

Si observas alguna de estas conductas, o varias de ellas, y te resultan extrañas en comparación con el comportamiento habitual de tu gato, acude a un etólogo. Esto podría ser un indicativo de que tu gato está atravesando un episodio de gran estrés y, sin intervención, podría agravarse.

Hiperactividad

Para empezar, es fundamental excluir que la hiperactividad no esté provocada por alguna enfermedad. Esto podría incluir trastornos en el sistema nervioso como demencia o alteraciones neurológicas, hipertiroidismo que cause nerviosismo e inestabilidad, o incluso una picadura o herida que provoque dolor, picor o molestias.

Además, es importante diferenciar lo normal de lo anormal en el comportamiento del gato. Es común que un gato se eche a correr súbitamente por la casa o empiece a trepar con rapidez.

Para determinar si la actividad de tu gato es normal, debes considerar su comportamiento habitual hasta el momento, ya que también está influido por la personalidad del felino.

Por lo tanto, un cambio repentino en su comportamiento podría ser una señal de que algo no anda bien.

En el caso de los gatos jóvenes, suelen mostrar mayor actividad al amanecer y al anochecer, mientras que en los gatos adultos, el comportamiento es más variable.

Un etólogo felino es experto en los ritmos normales de los gatos y puede determinar si el comportamiento de tu mascota es normal o no.

Estereotipias

Asomado a la ventana, quizás notes que tu gato muestra comportamientos repetitivos sin ningún propósito evidente.

Puede que lo veas girando constantemente tras su propia cola, lamiéndose compulsivamente una zona específica o incluso mordiéndose a sí mismo.

Estas estereotipias, con su carácter peculiar, nos alertan de que algo no está bien en el interior de nuestro felino.

Este tipo de conductas podrían ser una señal de estrés, nerviosismo, o esperemos que no, de algún problema orgánico. Lo seguro es que nos están avisando de que algo no va bien.

Esperamos que este post te haya proporcionado la información que necesitabas sobre el comportamiento de los gatos y, además, te haya sorprendido con datos interesantes.

Si quieres saber más sobre estos adorables compañeros de vida, no dudes en visitar nuestros otros posts sobre gatos en el blog.

Francisco Javier García García
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